
Lunes 31 de Marzo
Dejen que los hermanos que saben trabajar, esforzarse y realizar el arte que entienden, si no es contrario a la salvación de su alma, puedan ejercitarlo de manera apropiada.
San Francisco
Yo no era una niña que disfrutaba estar al aire libre. Me gustaban las actividades creativas de interior, hacer cosas y pensar. Entonces, un verano en la universidad, por necesidad, trabajé en un campamento de verano cristiano donde esperaba dirigir actividades «de interior» seguras como el periódico, las manualidades y el teatro. Sin embargo, por alguna razón, a mí, la candidata menos apta, me encargaron la actividad de enriquecimiento «naturaleza». Ese verano, la «Choza de la Naturaleza» consistía en unas cuantas cabras, algunas tortugas, un edificio destartalado y un viejo caballito solitario. No había un plan de estudios ni un programa que seguir, solo yo, unos cuantos acampantes y la Choza, todos unidos para encontrar nuestro camino. Así lo hicimos. Recurrí al trabajo que conocía: el juego imaginario, las manualidades, los cuentos y las fiestas. Pedí a los acampantes que me dieran su opinión y sus ideas, y juntos, a pesar de nuestros orígenes diversos, progresamos con la ayuda del Espíritu Santo.
En la Choza aprendí que todos nosotros y nuestros dones estaban vinculados: la tierra, las tortugas, los acampantes, las cabras, yo, los árboles y Dios. Experimenté directamente cómo, sin el cuidado de los humanos, las cabras, las tortugas y el caballito languidecían. Y cómo, sin ellos, los acampantes y yo -humanos que no encajábamos en el balonmano, la equitación o los cursos de cuerdas- también languidecíamos. Resultó que nos necesitábamos los unos a los otros. Necesitábamos cuidarnos y compartir nuestros talentos y seres entre nosotros. Necesitábamos amarnos unos a otros con el amor de Dios, el que se da sin egoísmo, el que es paciente y amable, el que es honesto y verdadero, el que valora a todo ser viviente como a Cristo. En ese amor, todos encontramos dónde pertenecíamos: las tortugas y las cabras, los acampantes y yo, los árboles y el Espíritu.
Para reflexionar
¿Hay algún ministerio en su comunidad de fe que esté languideciendo? ¿Es hora de dejarlo morir, o de volver a imaginarlo conforme a los dones presentes en su comunidad?
Martes 1 de Abril
Quien puede llorar sobre sí mismo durante una hora es más grande que quien es capaz de enseñar al mundo entero; quien reconoce la muerte de su propia fragilidad es más grande que quien tiene visiones de ángeles.
Isaac de Nínive
Una vez me escapé. No recuerdo el motivo ni mi objetivo, pero sí recuerdo que tomé una mochila y me adentré en el bosquecito que separaba nuestra casa de una residencia de ancianos. Una vez allí, me senté en el tocón de un gran árbol, con Dios a mi lado, durante una hora. Luego, hambrienta y aburrida, me di por vencida y volví a casa.
No creo que nadie me echara de menos, a pesar de que había intentado programar mi acto demostrativo lo más cerca posible de la cena, pensando que alguien se daría cuenta si no aparecía para comer. Pero no duré tanto; mi familia no se dio cuenta, y lo que intentaba demostrar aquel día murió junto con mi fragilidad en el bosque.
No lo sabía entonces, pero lo que practiqué allí, en aquel tocón, fue una especie de autorreflexión espiritual. Yo, Dios conmigo, llegué al final de mí misma, al final de mi voluntad de niña de doce años. Reconocí en ese momento que yo no era el centro del mundo de nadie, salvo del mío propio, y que, por tanto, la única atención que iba a cosechar en ese momento era también la mía propia, lo cual me parecía inútil. Así que volví a casa, a la lucha de la comunidad y la familia, a formar parte de un todo mayor.
Aprender a ser sinceros con nosotros mismos es uno de los mayores regalos que podemos hacernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Cuando, con la ayuda de Dios, mediante la presencia de Dios, llegamos a un punto en el que podemos admitir sin rencor que, de hecho, no somos el centro del universo de nadie más que de nosotros mismos (ni deberíamos serlo), nuestro lugar dentro de la gran comunidad se convierte en un don compartido en lugar de una exigencia, un honor en lugar de un derecho, una alegría en lugar de una carga.
Para reflexionar
¿Ha experimentado alguna vez la muerte de su propia fragilidad? ¿Cómo fue o cómo se sintió? ¿Cómo cambió su participación en tu comunidad?
Miércoles 2 de Abril
No basta con abrir los ojos y ver. El trabajo de comprender implica no solo dialéctica, sino una larga labor de aceptación, obediencia, libertad y amor.
Thomas Merton, Conjeturas de un espectador culpable
No hay nada como vivir en una granja para aprender la verdadera esencia de cada tiempo litúrgico, incluida, o quizá especialmente, la Cuaresma.
La Cuaresma es un tiempo de introspección. Para el arrepentimiento. Para recordar el desierto del alma, para reflexionar sobre una vida sin esperanza. Es una estación para la sencillez, la espera y la preparación. No es una dieta de 40 días, ni un plan de ejercicios, ni una oportunidad para ser más organizado u orgánico (¡por fin!). Por el contrario, es un tiempo para quitar las capas de distracción que empañan nuestra capacidad de ver la intersección de lo sagrado y lo común. En la granja, en este tiempo de Cuaresma, estamos a merced de la Madre Naturaleza y del Padre Tiempo. Puede llover. Puede nevar. Puede helar. Puede que el sol brille con fuerza. Los bulbos pueden desprenderse de la tierra demasiado pronto, una tormenta de nieve puede paralizar todo el trabajo, la tierra puede permanecer dura y el barro puede llegar hasta las caderas. La transición del invierno a la primavera está llena de falsos comienzos y planes retrasados.
Durante este tiempo, empiezo a rondar las tiendas de jardinería en busca de suculentas. En los últimos años, estas graciosas plantas de goma se han convertido en mis iconos de Cuaresma, una forma de salvar la distancia que aún no existe entre la Epifanía y la Pascua. Estas suculentas proporcionan pequeños estallidos de verde esparcidos por toda la casa, y su existencia constante y poco dramática me recuerda que las cosas buenas surgen de la paciencia y la satisfacción. Si puedo dejar de lado mis planes y mi tiempo, dejando a un lado las distracciones de lo que podría ser y cultivando la gratitud y el amor por lo que es en su lugar, podría ver y entender la bondad del tiempo de Dios mucho más.
Para reflexionar
En esta Cuaresma, considere las transiciones próximas o deseadas en su vida o en la vida de su comunidad de fe. ¿Cómo puede cultivar la gratitud por lo que es en lugar de centrarse en lo que podría ser?
Jueves 3 de Abril
¿Qué hay más grande que ver al Dios invisible en un ser humano visible, su templo?
Vida de Pacomio
Busquen el bienestar de la ciudad a la que los he enviado al exilio y ruegen al Señor por ella, porque en su bienestar encontrarán su bienestar.
Jeremías 29:7
La cuenta de Instagram de mi amiga Rachel se llamaba Mixtapes from Babylon, que era también el título del libro que estaba escribiendo cuando falleció inesperadamente. Rachel no solo era una amiga muy querida, sino también una colega, y empezaba cada nuevo proyecto en el que trabajábamos creando una lista de reproducción -una «mixtape» moderna- para inspirarnos para el trabajo que teníamos por delante. Rachel, quizá más que nadie, comprendió que hasta que como sociedad no aprendiéramos a ser una Comunidad Amada, seguiríamos en una Babilonia moderna, cautivos de las mismas prácticas que la Biblia describe en la antigua Babilonia, injusticias como el odio, la pobreza, la violencia, el hambre y la intolerancia.
Comunidad Amada, término popularizado por Martin Luther King Jr., se refiere al «motor de la reconciliación» que erradicará nuestro cautiverio, un motor que, para el Dr. King, Rachel y esperamos que para nosotros, fue alimentado por el amor de Jesús. Las listas de reproducción de Rachel, al igual que su vida, eran una mezcla de esperanza, alegría, enojo justificado y llamadas a la acción. Al igual que el Dr. King, sabía que la única forma de salir de Babilonia era amando a Babilonia: viendo y respondiendo al Dios invisible que hay dentro de cada ser humano visible, cuidando de los que tienen el corazón roto a ambos lados de la calle y luchando contra todos los prejuicios y suposiciones que enfrentan al prójimo con el prójimo. Raquel sabía que el estado actual del mundo no cumple el sueño que Dios tiene para nosotros. Ella nos recordó una y otra vez -mediante sus palabras, sus mixtapes y su vida- que somos los guardianes de los demás, no solo porque es lo correcto, sino porque es nuestro mandato como cristianos, nuestro mandato como amados de amar como somos amados, de palabra y de obra.
Para reflexionar
¿Qué o quién es la «Babilonia» que le cuesta amar? ¿Qué palabra o acción puede tomar esta semana para practicar amarlos como usted ha sido amado?
Viernes 4 de Abril
Ordena tu alma; reduce tus necesidades; vive en la caridad; asóciate en comunidad cristiana; obedece las leyes; confía en la Providencia.
San Agustín
En la década de las pinturas rupestres y la caza-recolección de blogs de mamás, mi amiga Shannan era conocida como Flower Patch Farmgirl, y yo como My Little Life. En aquellos tiempos, Shannan era feliz arreglando su casa en la granja y yo mi casita en la ciudad. Y entonces, ya no lo éramos.
Dios empezó a susurrar cosas extrañas en los corazones de Shannan y su marido Cory sobre mudarse a la ciudad y al lado malo de las vías y al mismo tiempo, Dios empezó a empujarnos a Nathan y a mí hacia vivir en la granja. Finalmente, después de momentos de montañas y valles para ambas familias, los Martin se mudaron a la ciudad, seguros de que Dios tenía una llamada para ellos allí, y los Greer se mudaron al campo, seguros de que Dios tenía una llamada para ellos allí. Y entonces, después de la ráfaga de mudanza y construcción (ellos) y remodelación (nosotros) y excavación y fervientes esperanzas de ver a Dios en el trabajo y sinceros deseos de transformación… grillos. Ninguna gran revelación. Como Shannan escribió más tarde en su libro, Ministry of Ordinary Places: «Ya no éramos nuevos. Simplemente estábamos allí. El titular se había desvanecido. El brillo se había atenuado. Nuestras preguntas anteriores: ¿Adónde vamos? ¿Por qué vamos? Y “¿cabremos alguna vez?” fueron sustituidas por una sola: ¿Y ahora qué? Seguramente Dios no nos trajo aquí para vivir».
Seguramente, Dios no nos trajo aquí para vivir… esas fueron las mismas palabras que susurré en voz baja aquel primer año en nuestra granja. Seguramente, Dios tenía un nuevo plan de acción para nosotros que sería igual de brillante e importante. Pero en lugar de destellos y titulares, lo que Dios nos mostró a Shannan y a mí en esa temporada fue algo parecido a lo que San Agustín articuló hace siglos: vivir una vida fiel y común. Eso es suficiente.
Para reflexionar
A veces, cuando buscamos la voluntad de Dios -como individuo, hogar o comunidad de fe- buscamos grandes planes o arbustos ardientes. ¿Cómo sería abrazar las palabras de San Agustín como «el plan»? Ordena tu alma, reduce tus necesidades, vive en la caridad, asóciate en comunidad cristiana, obedece las leyes, confía en la Providencia. ¿Cómo podría esta visión cambiar nuestra vida en común?
Sábado 5 de abril
Es bueno descansar después de trabajar.
Pedro de Celle, Sobre la aflicción y la lectura
Todos los días, durante nuestro campamento diocesano de verano, tenemos una hora «FOB». FOB significa «Flat On Bunk – plano en la litera», «plano en la cama» o «plano boca arriba», según a quién pregunte. Pero sea como sea, FOB significa hora de la siesta, que no siempre es la práctica más popular del campamento.
«¿No podemos jugar mientras que estemos en la cabaña?» o «¿Por qué no podemos dar un paseo? Eso es relajante» son solo un par de las sugerencias «útiles» que los acampantes ofrecen cuando se quejan del FOB. El concepto más difícil de entender – uno que los propios consejeros tienen que aprender y luego comunicar a los acampantes- es que “FOB no es solo para ti. Es para toda la comunidad”. FOB es para el acampante que está muy cansado pero le da vergüenza admitirlo porque no queda bien. Es para el acampante que tiene tanto miedo de perderse la diversión que correrá a toda velocidad, tratando de mantener el ritmo y luego se disolverá en lágrimas por un pequeño malentendido. Es para los líderes que están trabajando más arduamente que nunca y que necesitan un poco de paz y tranquilidad para recalibrarse. Es para las plantas en los campos, las gallinas en los huertos, los peces en el lago y el personal en la oficina que necesitan un momento para exhalar de la maravillosa actividad frenética de la vida del campamento.
FOB es importante para el bien de la vida cotidiana del campamento; es importante para todo el ecosistema. Cuando obedecemos el mandato de Dios de descansar, ya sea por medio del ayuno, la siesta, el silencio, la soledad o el juego, contribuimos al descanso del conjunto. Este descanso permite a Dios restituir y restaurar lo que se ha vaciado y desgastado en todos nosotros.
Para reflexionar
¿Cómo practica el descanso de manera que ayude a los demás en su ecosistema a descansar también?