
Lunes de Semana Santa 14 de Abril
En particular este vicio debe ser desarraigado del monasterio: que alguien… tenga algo como propio.
La Regla de San Benito
Ahora somos una sociedad que cuenta nuestros pasos y se queja de que rezar cuatro veces al día es demasiado difícil. Damos vueltas por la cocina a las 10 de la noche para asegurarnos de que hemos alcanzado nuestro objetivo del día, mientras que nuestros libros de oraciones y Biblias permanecen cerrados en nuestras mesitas de noche. Acaparamos «tiempo para nosotros» y perdemos horas en las redes sociales. Nos sobrecargamos de tareas.
En estos tiempos a menudo difíciles, extraños, oscuros, confusos y divisivos, la tentación de estar ocupados y distraídos es poderosa. Pero no estamos hechos para eso. Fuimos hechos, como Abraham, para sentarnos en el calor del día y esperar al Señor. Fuimos hechos para sentarnos quietos a los pies del Amor y adorar juntos. Cuando el mundo parece venirse abajo, es hora de dejar de hacer todo lo que hacemos, por muy contraintuitivo que sea, y empezar a practicar Ser.
Espera. Silencio. Soledad. Quietud. No es lo mismo relajarse que ser perezoso, como Marta le sugirió a María hace tantos años. Estar quieto no es solo un acto físico. También es un acto interno. La quietud y el silencio son sobre estar presentes. Presentes para Dios y para el prójimo. Ellos cultivan la humildad para decir: “Esto no es sobre mí o de lo que yo pueda hacer o decir; se trata de lo que Dios está haciendo entre nosotros”.
Las prácticas espirituales de la Quietud y el Silencio pueden ayudarnos a tomar conciencia de que esta vida no es solo nuestra, sino que formamos parte de un todo mayor. Cuando practicamos el Ser por encima del Hacer, nos abrimos a lo que está más allá de nosotros, más allá de nuestras capacidades para arreglar, reparar, resolver o hacer por nuestra cuenta, dejando espacio para que la sabiduría del Espíritu Santo y los dones de nuestra comunidad nos guíen hacia un cambio duradero.
Para reflexionar
Parte de estar en comunidad es compartir tiempo y espacio, a menudo a un ritmo más lento del que nos gustaría. ¿Cómo cultiva una postura de humildad que permita a los demás liderar?
Martes de Semana Santa 15 de Abril
Dios mismo se glorificó al convertirse en miembro de la raza humana.
Thomas Merton
La soledad y el aislamiento dañan a comunidades enteras.
Dr. Vivek H. Murthy, jefe del Servicio Federal de Sanidad de EEUU
Piense en su familia y en sus amigos. Piense en su iglesia, en su grupo de estudio de la Biblia o en sus compañeros de coro. Piense en su barrio, en su vecino, en su ciudad. Piense en todas las discusiones, las mezquindades, la frustración, los desaires y los juicios -grandes, pequeños y ridículos- que nos hemos infligido los unos a los otros a lo largo del tiempo. Ahora, imagine que puede elegir venir a la Tierra como cualquier criatura. ¿Elegiría venir como humano? ¿Entraría voluntariamente en una comunidad llena de miembros defectuosos que lo molestarían, herirían, irritarían, decepcionarían y, en última instancia, lo matarían?
Hablamos mucho de Dios haciéndose uno de nosotros, haciéndose carne, viviendo una vida humana y muriendo una muerte humana. Pero, ¿cuán a menudo reconocemos que Dios en Cristo eligió venir y ser fastidiado, decepcionado e ignorado -no solo en los tres años de su ministerio, sino durante toda su existencia terrenal- en las mismas pequeñas maneras cotidianas por las que usted y yo pasamos? El camino de Jesús no es el camino del aislamiento. Toda la vida de Jesús, incluido su ministerio, su muerte y la revelación de su resurrección, transcurrió en el contexto de la comunidad. Para vivir como Jesús, debemos vivir sólida y activamente con gran intención en medio de la comunidad. Debemos participar. Debemos unirnos. Debemos asistir, ser voluntarios y participar en nuestra vida en común con personas que a veces nos fastidian o nos frustran. Si creemos que estamos verdaderamente llamados a compartir la Buena Nueva de Dios en Cristo, debemos empezar como empezó Jesús, reparando la trama de la conectividad en nuestras iglesias, barrios y hogares.
Para reflexionar
Considere esta afirmación: «Nuestra misión, como seguidores de Jesús, es esforzarnos en erradicar juntos la soledad». ¿Está de acuerdo o en desacuerdo? Diga más.
Miércoles de Semana Santa 16 de Abril
Rezar y trabajar.
San Benito
Hace diez años, si me hubieran dicho que empezaría a ansiar la sensación de la tierra entre los dedos a finales del invierno, me habría reído a carcajadas. Cultivar un huerto nunca fue mi cosa. Era cosa de Nathan, de mi madre, de mi suegra, pero no mía. Yo era sin lugar a dudas una persona de casa, de interior. No era una hortelana. Hasta que lo fui.
Una línea en la Acción General de Gracias, una oración hacia el final de un servicio eucarístico episcopal, dice: «Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida». Me he dado cuenta de que cuanto más cultivo y quiero cultivar, más comprendo ciertas oraciones y pasajes de las Escrituras. De pie en mi salón, leyendo la Acción General de Gracias en voz alta, con las ventanas abiertas, el canto de los pájaros, la mesa del comedor cubierta de macetas con semillas y el canto del gallo en el patio, me doy cuenta de que las palabras tienen un significado más profundo ahora que trabajo para preservar la vida de los animales, los huertos, los árboles y los niños a mi cargo, ahora que estoy cosechando bendición tras bendición de huevos frescos, hierbas, flores y copiosas cantidades de verduras, cada uno de ellos siempre llegándome como un milagro. Que sembremos una semillita más pequeña que una peca en un montoncito de tierra y meses después estemos comiendo una cantidad interminable de sándwiches de tomate, tan frescos y maduros que los jugos nos corren por la barbilla, es un milagro todas las veces.
Esta es una de las formas en que el lema de San Benito ora et labora-oración y trabajo-ha cobrado realidad para mí. El trabajo y la oración se unen como creadores conjuntos en la bondad de la creación, en el milagro de sembrar, cuidar y cosechar tomates, pimientos, lechuga y frijoles.
Para reflexionar
¿Qué significa para usted “rezar y trabajar”?
Jueves Santo 17 de Abril
Preside para promover el bien de aquellos a quienes gobierna… Provee en lugar de dominar.
Bernard de Clarivaux, En consideración
En el verano de 2023, un equipo de personal, voluntarios y consultores de la Iglesia Episcopal organizó en Baltimore un festival de cuatro días de duración llamado «It’s All About Love – Es todo sobre el amor». Todas las noches, después del servicio vespertino de avivamiento, nuestro equipo se reunía en una sala de reuniones para repasar los apuntes y los planes para el día siguiente. Hablábamos sobre todas las cosas hechas y por hacer, y a menudo trabajábamos hasta muy tarde por la noche. La segunda noche, tal vez porque estábamos agotados, nadie se acordó de pedir la cena. En su lugar, vaciamos las neveritas y los refrigerios del hotel en un momento de panes y peces.
La Reverenda Marna Franson, capellana del equipo, pasó la mayor parte de la noche pensando en cómo alimentarnos con nuestras limitadas provisiones. Durante varias horas, mientras rezábamos, repasábamos los horarios y resolvíamos los problemas que habían surgido, ella nos servía platos de papel con cucharadas de queso untado en patatas fritas, manzanas cortadas con una navaja y cubiertas de mantequilla de maní, sobras de comida china recalentadas y boles de maníes cubiertos de chocolate siguieron apareciendo en la mesa, alimentándonos y sosteniéndonos. Aquella noche, Marna supo lo mismo que Jesús en la Última Cena: el liderazgo significativo y el cambio sistemático son tareas agotadoras. Para hacerlo bien, debemos alimentarnos y fortalecernos.
El trabajo al que estamos llamados como seguidores de Cristo, el mismo que Jesús pidió a los doce discípulos, requiere un liderazgo colaborador, justo y reconciliador. Requiere líderes dispuestos a hacer lo que haga falta para nutrir espiritual y físicamente a la gente, proveyendo, no dominando. Necesitamos líderes que den prioridad a ser vulnerables y claros con su gente en vez de controlar y microgestionar. A la manera de Jesús, buscamos líderes que estén dispuestos a servir a todos, priorizar la oración y partir el pan juntos, y que, en todas sus decisiones, busquen el florecimiento de todos.
Para reflexionar
La mayoría de nosotros ejercemos algún tipo de liderazgo. Lideramos en nuestros hogares, en la iglesia, en el lugar de trabajo y en la plaza pública. ¿De qué manera esta imagen del liderazgo desafía o estimula su práctica?
Viernes Santo 18 de Abril
Hay un dolor útil y un dolor destructivo.
Sinclética
Los científicos han dividido nuestras lágrimas en tres categorías: lágrimas reflejas, lágrimas continuas y lágrimas emocionales. Las dos primeras categorías son el tipo de lágrimas que nos ayudan a quitar toxinas y residuos de nuestros ojos: humo, emanaciones de cebollas y polvo. El componente principal de estas lágrimas, que protegen nuestro cuerpo de elementos invasivos, es agua. El último tipo, las lágrimas emocionales, contienen diferentes hormonas y sustancias específicas del motivo emocional por el que lloramos.
Estas lágrimas nos protegen de forma diferente: ayudan a curarnos emocional y físicamente. Nos ayudan a expulsar las hormonas que no necesitamos y emiten las que sí necesitamos. El Viernes Santo parece ser un día apropiado para contemplar el dolor y las lágrimas.
Podemos pensar en San Pedro y en el dolor que causara que negara tres veces a Jesús. Podemos pensar en María, la madre de Jesús, y en su dolor al pie de la cruz. Y podemos pensar en los dos ladrones, también moribundos en las cruces a izquierda y derecha de Jesús. Uno, en su dolor, arremete con ira y amargura. El otro se acerca a Jesús con humildad y apertura. Me pregunto si el que abrió su corazón al amor estaba llorando. ¿Podría ser que sus lágrimas ayudaran a sanar su espíritu y a la vez reconfortar su carne moribunda? ¿Y el que se aferró a la amargura y a la duda? ¿Era estoico, aferrado a su ira, reacio a dejar correr las lágrimas, rechazando la curación y el consuelo? En esta imagen vemos una comunidad dolorida, con Jesús en el centro, y vemos dos enfoques diferentes. Uno está enraizado en la vulnerabilidad, el otro en el control. Uno tiene la esperanza de la resurrección; el otro solo ve desesperación. Hay un dolor útil y un dolor que destruye. Ambos son una opción.
Para reflexionar
¿Hay algún punto de dolor en su vida o en la de su comunidad? ¿Cómo está respondiendo?
Sábado Santo 19 de Abril
Nadie crece simplemente haciendo lo que otro lo obliga a hacer. Empezamos a crecer cuando por fin queremos crecer.
Sor Joan Chittister, La Regla de San Benito
En la película As Good As It Gets – Mejor imposible, la heroína, Carol, le dice a su madre, Beverly: «¿Por qué no puedo tener un novio normal? Un novio normal, que no se vuelva loco por mí». Beverly responde: «Todo el mundo quiere eso, querida. No existe».
Para mí, ésta es la esencia del ser humano. Cada uno de nosotros, de alguna manera, en algún rincón de nuestra vida, quiere ser la excepción. Queremos sacar la cañita de la suerte. Queremos deslizarnos bajo el alambre de tener que experimentar ciertas partes de ser humanos.
Pero ello es lo que ocurre con la vida en común: todos luchamos. Todos celebramos. Todos tenemos días buenos y días horribles. Todos queremos que nos amen y dar amor, aunque nos asuste. Y todos tenemos opciones. No importa en qué parte del mundo vivamos, nuestra posición en la sociedad, nuestra situación económica, nuestro género o nuestras creencias sobre Dios, todos tenemos que elegir a diario cómo actuar y reaccionar como miembros de la Creación. Los seres humanos no podemos escapar la realidad de que, como seres complicados, desordenados, emocionales, espirituales y físicos, nuestras acciones y reacciones afectan diariamente a los demás: animales, minerales y vegetales. Que hagamos esto mejor o que seamos más cariñosos, amables, considerados, generosos, pacientes, justos, flexibles y empáticos en estas acciones y reacciones, depende de nosotros. No depende de nuestras cuentas bancarias, educación, iglesias o familias. Depende de que escojamos crecer, aprender, cambiar y aceptar lo que es, con la ayuda de Dios. Aquí, en Sábado Santo, mientras esperamos la resurrección, es hora de decidir. ¿Creceremos? ¿O quedaremos donde estamos, como estamos?
Para reflexionar
Mientras espera la Pascua, piense en dónde y cómo lo llama Dios a crecer.
Día de Pascua 20 de Abril
Se soluciona caminando.
San Agustín
Aquí estamos. Hoy podemos gritar aleluyas y celebrar la derrota del Amor sobre el mal. Y hemos llegado hasta aquí de la única manera posible: caminando juntos, un paso, un día a la vez.
Para mí, estas palabras de San Agustín son un recordatorio de que la única manera de crecer, la única manera de experimentar la vida abundante que se nos promete en Cristo, la única manera de llegar al otro lado de la estación en la que nos encontremos, es hacer las cosas que tenemos por delante, paso a paso. No hay atajos para llegar a ser una comunidad amada; no hay trenes rápidos hacia el sueño de Dios. Ninguna cantidad de lectura, planificación o reflexión para realizar la acción humanitaria urgente, audaz e incluyente que llegue a los más vulnerables y que forje un mañana mejor. Hay que transitar el camino que nos fijó Cristo y que nuestros hermanos monásticos modelaron para nosotros como individuos y comunidades de fe.
A menudo olvidamos que el único camino hacia la Pascua, el único camino hacia la resurrección es mediante el dolor de la muerte. Para que surja algo nuevo, tiene que terminar algo viejo. Debemos decidir si optaremos por quedarnos atrás con las cenizas de lo que fue o entrar audazmente en lo nuevo con las manos y el corazón abiertos, amando a nuestro prójimo más fastidioso, sacrificando nuestra comodidad para asegurar que los demás se sientan vistos y oídos y viviendo y adorando con sencillez para que los necesitados tengan lo suficiente. Estos son solo algunos de los pasos que conducen a la plenitud para todos.
Para reflexionar
¿Dónde busca la resurrección en su vida comunitaria? ¿Qué necesita dejar morir para que surja algo nuevo?